Skip to main content

Considero que sería útil, antes de leer esto, traer a la mente un momento en el cual, perdimos el control y la consciencia de nuestros actos y, al volver en nosotros mismos, desconocíamos qué había pasado.

Es importante, que situados en ese momento nos preguntemos:

¿En qué punto, perdimos la consciencia de nosotros mismos?
¿Cómo fue el instante anterior a esto?
¿Por qué ocurrió?
¿Con qué intención saltamos a ella?

Ese salto, hacia una faceta oscura de nosotros mismos que no quisimos (ni queremos) ver, significó (y significa) el abandono de nuestra verdadera naturaleza.

Muy posiblemente, ocurrió porque sentimos alguna forma de dolor (físico, emocional, mental, etc) y queríamos que hacer algo para dejar de sentirlo.

Entonces, surgió un deseo (el de rechazar el dolor), como un impulso de arremeter contra él, con el objeto de mermarlo.

Dado que el dolor es parte de la existencia (y nosotros existimos) rechazar el dolor es rechazar parte de nuestro ser.

Entonces, dejamos de ser conscientes de lo que somos y nos identificamos con un “yo” ilusorio, impulsado por los deseos que nos llevan a actuar en contra de nuestra naturaleza esencial con el objetivo de no aceptar el dolor inherente de la vida.

Y cuando surgía este deseo, para permitirnos a nosotros mismos ser arrastrados por ellos, ¿qué hicimos?

Cerramos los ojos e hicimos como deseamos. Cerramos los ojos para evitar ser conscientes de lo que íbamos a hacer y lo hicimos.

Básicamente, nos partimos a nosotros mismos entre el “yo” que sigue sus deseos y nuestro verdadero Ser.

Ahí nace la dualidad.

En la incapacidad de sentir y aceptar el dolor y arremeter contra él.

Sin embargo, no nos detuvimos ahí.

Como seres de hábitos, nos habituamos a repetir esta decisión, casi de forma automática, al punto que no somos conscientes de porqué hacemos lo que hacemos, solo lo hacemos, y ya.

Encaminándonos a nosotros mismos por un sendero lleno de las apetencias de los odios y deseos, una y otra vez, hasta que miramos dentro y nos damos cuenta de que seguimos vacíos.

Es como si estuviéramos tratando de no tener sed, bebiendo agua salada.

Y entonces, tras el impacto de esta realización, abrimos los ojos, aquellos que cerramos alguna vez y una luz tenue ilumina la oscuridad.

Preguntándonos:

¿Por qué? ¿Por qué estoy aqui? ¿Cómo llegué a esto?
¿Dónde estoy?

Y entonces, no nos queda más que emprender el camino de vuelta y observar cada paso que dimos y nos habíamos rehúsado a ver.

Un sendero que está lleno de todo aquello que hicimos, obnubilados por el impulso del deseo.

No existe nada más alrededor.
No hay otro camino. Porque nosotros mismos hicimos el camino en sí.

Y la única forma para que ese ser pueda volver a la luz y estar completo, es que sea consciente de todo lo que recorrió hasta llegar allí.

Es por esto, que duele tanto, enfrentarse a uno mismo.

Tiene que doler, no hay opción, porque ese “yo mismo” está hecho (y se hace) de todo el dolor que no quisimos (ni queremos) sentir y de todos los deseos egoístas que seguimos para evitarlo. Sobre eso construimos esta personalidad ilusoria.

Y solo tras caminar de vuelta sobre cada paso, podremos reencontrarnos a nosotros mismos y ese viaje, a causa de que puede que en esta vida no nos demos cuenta, puede tomarnos muchas otras.

Tal vez pensemos

¿Cómo entonces podré recordar qué hacer, y qué pasos volver?

Y la respuesta es que no tenemos.

En el budismo hay un dicho que dice que
“Un enemigo es en verdad el más valioso tesoro”

Esto es porque cuando se presente, surgirá en nosotros el sufrimiento que no hemos enfrentado y, justo antes de que cedamos ante los deseos y apartemos la mirada, nos dará la oportunidad de sobreponernos a ellos y superarlos.

Esto es un paso más hacia ti mismo.

Basta con que cada vez que surja el sufrimiento y los deseos egoístas, no apartemos la mirada y los aceptemos.

No hay otro camino, no hay otro fin más que volver a ser uno con el Uno (que es nuestro verdadero Ser), y ya sea en esta vida, o en otras, es el único camino que se puede recorrer, es cuestión de cada uno darse cuenta de esto e iniciar su búsqueda

¿Quieres que subamos la segunda parte? deja un like o un comentario para saber que tal les ha parecido el post

Santiago Zafra Rodríguez. @zafrar09

Leave a Reply

Abrir chat
¿Tienes dudas? Escríbenos
El Portal de Horus
Hola, en qué podemos ayudarte?